martes, 10 de agosto de 2010

Un ser humano que comprende y practica la ética

Resumen
El siglo XXI, ha llegado con grandes avances en todas las áreas del saber, pero estos cambios positivos y negativos para la humanidad, requieren de un aspecto importante que es la comprensión entre los seres humanos. Edgar Morín aborda esto en el trabajo elaborado para la UNESCO y en este ensayo sólo se reflexiona en dos de sus capítulos; enseñar la comprensión y la ética del género humano.
Existen dos tipos de comprensiones: la comprensión intelectual u objetiva que se da en la formación académica y la comprensión humana, ésta por ende se dificulta debido a que intervienen diferentes facetas del sujeto. El no comprendernos origina la incomprensión que hace que aparezcan sentimientos mezquinos que nos dañan y dañan a los más cercanos a nosotros.
La ética de la comprensión propone dos acciones para comprender la incomprensión; el bien pensar que implica conocer al hombre y la introspección que se refiere a conocernos primero antes de emitir un juicio hacia los demás, por lo que es importante tener conciencia de la complejidad humana y llevar a cabo la apertura subjetiva hacia los demás y la interiorización de la tolerancia.
Edgar Morín (1999), también menciona que la ética que se debe enseñar es la que humanice al humano: la antropoética. Vivir por el hombre, por la naturaleza y por la especie.
PALABRAS CLAVE: comprensión, incomprensión, complejidad, ética, antropoética

Introducción
Para comenzar a escribir este ensayo sobre temas éticos, es necesario auto motivarse no porque nos disguste escribir o el tema no sea interesante, sino porque se observa a nuestro alrededor un desánimo para vivir, y por ello se requiere inyectar ánimo. Por lo que las siguientes preguntas tienen la intención de ser contestadas y de forma positiva para lograr con esas respuestas borrar la nube gris que atraviesa por nuestras cabezas.
¿Cuánto falta para que ningún niño quede sin comida?, ¿cuándo se acabarán las armas que matan y destruyen?, ¿quién o quiénes transformarán las tierras áridas por cultivos alimenticios?, ¿cuándo desaparecerá la basura que está en los océanos, mares, ríos y arroyos?, y una gran lista de preguntas más.
Ciertamente, Edgar Morín en su texto; Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, responde a las anteriores interrogantes y muchas más, este trabajo muestra la reflexión a la que llegamos después de leer el capítulo VI: Enseñar la comprensión y el capítulo VII: La ética del género humano y se divide en dos subtítulos; En busca de la comprensión y ¡Detengámonos y reflexionemos!.
En busca de la comprensión
¿Qué es la comprensión?, su definición puede ser extensa pero pretendiendo acotar diremos que es tolerancia, ayuda mutua, amor hacia nuestros semejantes. Aceptación de obstáculos que se pueden presentar por nuestra falta de apertura o por mero desconocimiento del otro, rompimiento de barreras y respeto a los derechos ajenos tal y como queremos que se nos respete.
De los dos tipos de comprensiones: la comprensión intelectual u objetiva y la comprensión humana, es la última la que presenta mayor dificultad de llevarla a cabo, seguramente porque: “Ésta comporta un conocimiento de sujeto a sujeto. Comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de identificación y de proyección. Siempre intersubjetiva, la comprensión necesita apertura, simpatía, generosidad” (Morín, 1999, pág. 90). Mientras que la comprensión intelectual sólo trata de logros en los aprendizajes académicos.
Pero, ¿de dónde surge tanta incomprensión?, pues del hecho de no comprendernos a nosotros mismos, y es de ahí donde emana el rencor y la frustración hacia los demás. Desgraciadamente la incomprensión golpea a los más cercanos, es decir, a nuestra familia, que anteriormente era el refugio sagrado de todo ser humano, donde éste se arropaba y se agigantaba para proyectar su amor a toda esa sociedad que ya lo esperaba. Todo esto nos está llevando a un fatalismo eminente.
Pasamos a ser personas encapsuladas y esto nos ha acarreado más odio y desconfianza, la xenofobia nos hace ver a nuestros hermanos de raza como seres putrefactos, sin darnos cuenta que somos tan iguales y tan diferentes cuando nos convertimos en sus verdugos.
“La ética de la comprensión nos pide comprender la incomprensión” (Morín, 1999, pág. 94). Aceptar a las personas tal como son será lo que nos lleve a salvar este planeta, ya que la paz y armonía fluirá a todos lados que nos movamos. Para esto es necesario llevar a cabo dos acciones, la primera, el bien pensar, que se refiere a estudiar al hombre y todo lo que lo rodea, es decir, al ser complejo. La segunda acción, la introspección nos dice que dejemos de actuar como juez y pasemos a enfocarnos en nuestra persona y actos para llegar a conocernos y comprendernos y así conseguir comprender a los demás.
Otro punto importante para lograr la comprensión es tener conciencia de la complejidad humana, no ver al otro como parte de un todo, sino como un ser integral, multifacético, un ser complejo. Para ello, es necesaria la apertura subjetiva hacia los demás, ser congruentes en nuestros pensamientos y acciones, no mostrarnos compasivos con unos y malvados con otros. Otro aspecto de la conciencia de la complejidad humana, es la interiorización de la tolerancia, ser tolerante es aceptar las opiniones de otros a pesar de no estar de acuerdo, aunque esto nos traiga inquietud y sufrimiento.
Edgar Morín (1999), menciona que existen cuatro grados de tolerancia: el primero, aportada por Voltaire, nos dice que no debemos prohibir una palabra aunque nos lleve a desprendernos de nuestras propias concepciones. El segundo, habla de promover la democracia y enriquecerla con la ayuda de todos. El tercer grado, dice que se debe respetar la verdad que existe en la verdad opuesta a la nuestra y el cuarto es respetar las creencias o mitos acerca de una idea o de su Dios.
En las escuelas de debe enseñar la comprensión y las causas de la incomprensión, tanto a las nuevas generaciones como a los estudiantes adultos, a todos se les debe empezar a cambiar la forma de pensar, aprender y reaprender nuevas formas de vida para la sobrevivencia de las especies, esto significa, salvar el planeta Tierra.
¡Detengámonos y reflexionemos!
La ética del género humano debe ser enseñada en las escuelas, por lo que es importante conocer su definición y el porqué enseñarla. El diccionario de María Moliner (2000), define a la ética como parte de la Filosofía que trata del bien y el mal en los actos humanos. También del mismo diccionario se extrae la definición del bien y el mal; el bien es una entidad abstracta formada por todo lo que es moralmente bueno y el mal es una entidad abstracta constituida por las cosas que son malas porque dañan, porque hacen padecer o porque son contrarias a la moral humana o divina.
Sin lugar a dudas, diariamente llegamos a preguntarnos qué nos está pasando, porqué nos estamos autodestruyendo, y cada día la respuesta se hace más necesaria, sin embargo, las respuestas las tenemos cada uno de nosotros, es indispensable un gran cambio en nuestra forma de pensar que nos haga actuar de forma humana, esto es humanizar al hombre, a la sociedad y al mundo.
No obstante, nos hemos olvidado de que por azar la naturaleza nos hizo hombres con conciencia, y esto nos ha llevado a no cumplir con nuestras obligaciones morales; ni con la naturaleza, ni con nuestros semejantes, mucho menos con nosotros.
En el capítulo la ética del género humano de Edgar Morín (1999), se introduce un nuevo término, la antropoética, que viene a ser la ética que se debe enseñar, la ética que debemos aprender para llegar a comprendernos, a solidarizarnos, a humanizarnos.
Sin embargo, estamos en la primera década de este siglo y la brecha es cada vez más grande en cuanto a ricos y pobres, “educados” e ignorantes, felices e infelices, sólo basta salir a la calle y ver a los niños vendiendo un dulce o haciendo una “monada” para ganar dinero, cuando deberían estar en un aula conviviendo con compañeros de su edad, jugando, soñando y puliendo su intelecto, ese es el “pan” de cada día, la triste realidad de los países en vías de desarrollo.
Por esta razón, debemos hacer caso a lo que decía Paulo Freire, educar para hacer al hombre libre. Libre de las ataduras que trae el desconocimiento del conocimiento, sobre todo ahora con la revolución de la información, la especialización en una herramienta y luego en otra y otra, aleja a los pobres del acceso a una educación, porque pareciera que sólo los ricos pueden ser dueños y amos del mundo, ya que con su dinero logran comprar tecnología de punta y sorprender a todos, y ¿dónde quedó entonces nuestra razón?, nuestros deseos de trascender.
Como docentes tenemos un gran reto frente a nosotros, al convivir diariamente con niños y jóvenes nos hace responsables de lo que a ellos les suceda, debido a que estamos obligados a despertar sus conciencias, a mostrarles el panorama tal cual es y ofrecerles alternativas, pero sobre todo a transmitir los conocimientos de forma apasionada y veraz. Que nuestra labor docente siga los preceptos éticos y no se vea manchada por el egoísmo y la culpa.
Conclusión
Después de leer a Edgar Morín nos queda claro que su visión futurista nos ha alcanzado, y que nos enfrentamos a un gran reto como humanidad, debido a que estamos cosechando lo que con nuestras acciones hemos provocado.
Como docentes es importante hacer un alto en nuestra disciplina y reflexionar con nuestros estudiantes sobre estos aconteceres, ya que día a día la vida humana se ve alterada por los cambios tan vertiginosos, siendo muchos de estos tan negativos para la sobrevivencia del hombre. Por ejemplo, no sabemos el impacto que tendrán las redes sociales en nuestros jóvenes y en algunos adultos porque han perdido su privacidad, es decir sus intimidades ahora viajan por todo el mundo.
Sin lugar a dudas, ahora nos surgen nuevas preguntas, ¿cómo paramos todo esto?, ¿por dónde empezar a corregir nuestros errores?, creo que la segunda pregunta tendría como respuesta; debemos empezar por nosotros. Luego pasar a transmitir los conceptos vistos aquí a nuestra familia, con nuestros estudiantes y sus familias, en nuestra comunidad y así parar lo que nuestros malos actos han destruido. Voltear a ver a la naturaleza, sembrar lo que hemos tirado, cuidar a los animales, limpiar la tierra, educar a nuestros hijos y empezar de nuevo.
Bibliografía
Freire, P. (2000). La pedagogía del oprimido (53ª. Ed.). México: Siglo veintiuno editores.
Moliner, M. (2000). Diccionario de uso del español. España:Gredos.
Morín, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. México:Dower.

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